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Variaciones de ser mujer, la imagen como reflejo de la construcción de una identidad propia

Hay mujeres cuya singular personalidad se expresa en actitudes avanzadas para su tiempo y, sin proponérselo, rompen moldes. Es irrefrenable no dejar fluir su natural visión de la experiencia humana. Sus vidas se convierten en una narración extraordinaria y su cuerpo en el lienzo sobre el que sus pensamientos toman una nueva forma y significación de lo que es ser mujer. Por eso no es casual que su imagen sea tan insólita como mágica. Y eso es algo que nos hace ganar a todas. Como escribió John Stuart Mill en 1859, «La cantidad de excentricidad en una sociedad ha sido generalmente proporcional a la cantidad de genio, vigor mental y coraje moral que contenía».

Frida Kahlo: la mujer ante sí misma

«Frida reinterpreta su cuerpo a través de las prendas y accesorios que camuflan sus heridas, intentando así ensordecer el dolor y sus complejos. Ya desde niña utiliza la ropa como medio de expresión individual. Las prendas tradicionales mexicanas eran toda una reivindicación hacia las raíces, lo puro, lo que no ha sido tocado ni maltratado, en un intento de restablecer un nuevo cuerpo ajeno al sufrimiento, a las imposibilidades que injustamente le ofrecía. Estos vestidos largos y alegres ocultan su corsé y su pierna con malformación, los botines rojos con un tacón más alto en uno de ellos, a la que ella le añade unas cadenas doradas, disimulan que una pierna es más corta y delgada debido a la poliomielitis. Labios rojos, colorete y uñas pintadas que muestran una belleza poderosa que surge de entre los márgenes de los cánones.

En el cabello siempre llevaba un recogido a base de trenzas y lana alrededor de la cabeza, como si fuera una corona que es aún más ornamentada por la belleza fugaz de las flores frescas. Utilizaba los cosméticos, la ropa, los zapatos, los pendientes y el pelo de un modo original para rebelarse ante el dolor, ante la decadencia de su cuerpo joven. Y así, con esta actitud se enfrentaba al perfume conocido de la muerte, una forma de rendir homenaje a la vida y hacerla trascendente pese a las miserias. Recurre a los vestidos, a los adornos para disimular lo que le duele a la vez que lo destila, lo transforma, para convertirlo en creación. Y todo eso en su conjunto, muestra una personalidad que crea sorpresa y admiración.», asegura Rafael Bueno de Rafael Bueno Peluqueros desde Málaga.

Una imagen vale más que mil palabras

«En «Autorretrato con collar de espinas», la pintora expresa mediante símbolos cómo comprende qué es su vida. Las espinas hacen referencia al dolor emocional y físico constante, el colibrí a la esperanza y a la buena suerte amenazada por el gato negro. El mono, indiferente, parece aludir a Diego Rivera. Ella mantiene un gesto pensativo, aunque sereno y no olvida maquillar sus labios ni sus mejillas, ni tampoco la ornamentación sobre la cabeza que, junto a los insectos, la dignifican.», señala Rafael Bueno.

Maruja Mallo: mitad ángel, mitad marisco

«La personalidad arrolladora de la pintora surrealista y cubista Maruja Mallo es la exaltación de un espíritu libre y vital que rompe con los convencionalismos sociales de su época. Considerada como una figura excepcional por sus propios coetáneos, hoy en día los críticos la igualan con Frida Kahlo por su talento e influencia en otros artistas.  Transgresora y tremendamente moderna, siempre mantuvo un trato igualitario con sus parejas sentimentales, entre quienes encontramos a Rafael Alberti, Neruda y Miguel Hernández.  Crea tal fascinación en todo aquel que trata con ella que inspira artísticamente a muchos de sus compañeros de la Generación del 27. Maruja es una mujer autónoma y moderna que lleva el pelo corto, utiliza maquillaje, se acorta la falda y se atreve a no llevar sombrero. Son característicos sus labios rojos, símbolo de feminidad, sensualidad y poder, así como el rabillo del ojo que afilaba aún más una mirada original y extraordinaria. Ella y sus amigas sortean la exclusión y se travisten si es necesario para entrar a lugares donde las «faldas» tenían vetado el acceso, como le ocurrió en el monasterio de Silos. Utiliza la imagen como medio de diversión, pero también de experimentación, ya sea con pieles y plumas traídas por Neruda desde la isla de Java o con algas, con él también, en la isla de Pascua. En la fotografía, Mallo, cubierta de algas como si fuese un vestido, emerge de las aguas como una divinidad marina. Se vincula con la mitología para sublimar su imagen en plena metamorfosis y así da un paso más allá de la escenificación, alcanzando la escenografía. Da siempre muestra de cómo la imaginación, la creatividad hace posible conformar nuevas realidades. Dalí la definió como «mitad ángel, mitad marisco», pues era tan magnética como insólita.», señala Raquel Saiz de Salón Blue desde Torrelavega (Cantabria).

Una imagen vale más que mil palabras

«En esta obra Maruja Mallo sitúa en el centro del cuadro a dos mujeres que corren en el medio de la escena. Disfrazadas y divertidas, están en la calle disfrutando de la verbena, el espacio público también es suyo y ellas lo viven alegres y despreocupadas. Sus sonrisas contrastan con los semblantes sombríos del resto de los personajes. Sus vestidos claros son el símbolo de una nueva luz para nuevos tiempos.», indica Raquel Saiz.

Tamara de Lempicka, la mujer es acción y protagonista

«Tamara de Lompicka recrea su identidad a base de claroscuros, por ejemplo, jugando con su fecha y lugar de nacimiento. Decide así qué encaja y que no de sí misma en la imagen que quiere transmitir para la vida que quiere vivir. Su situación económicamente acomodada la sitúa en un punto de partida privilegiado para quien todos los caprichos le eran posibles y merecidos. Eso le otorga una seguridad en ella misma para ejercer su libertad como pocas mujeres pueden hacer. Es una ventaja y sabe aprovecharla.

A través de la pintura establece un canal de comunicación extraordinario para hacer llegar su visión moderna y rupturista de lo que es esa nueva mujer. Al mismo tiempo su papel como creadora crea un precedente, la eleva socialmente, más si cabe, y cosecha numerosos éxitos. Las mujeres de sus cuadros no son ni musas ni pasivas, cómo acostumbran a aparecer en las obras de sus compañeros masculinos, sino que son las protagonistas de su destino. Atractiva, elegante y aristócrata, su imagen, su obra y su vida son como ella, lujosa, desmesurada, glamurosa, creativa y original. Perfectamente peinada, con prendas elegantes, pero sugerentes, maquillada, pero sin perder su porte distinguido. Ella es un ejemplo de lo que una mujer libre y con poder puede hacer. En sus obras recurre al erotismo para mostrar una sensualidad libre que escandaliza. La vida es diversión, una fiesta, y ella es una devoradora de hombres y mujeres. Tras largas noches de excesos vuelve a casa y pinta, pinta y pinta para entregar los encargos. También controla negocio de su talento. En una ocasión dijo: “Vivo en los márgenes de la sociedad, y las reglas de la sociedad normal no se pueden aplicar a aquellos que viven en el límite”. Su influencia va más allá del arte y grandes creadores de la moda como Dolce & Gabanna, Prada, Karl Lagerfeld, Gianni Versace o Elie Saab se han inspirado en ella. Su modernidad sigue viva.», explica M.ª José Llata de Peluquería Llata Carrera desde Santa Cruz de Bezana (Cantabria).

Una imagen vale más que mil palabras

«En «Autorretrato en el Bugatti verde» aparece conduciendo un automóvil, mirando directamente al espectador, vestida a la moda y maquillada para resaltar aún más su belleza natural. Es conocedora de la influencia que causa en los demás y la explota. Los colores como el gris de su sombrero y ropa ya marcan una distancia con lo tradicional. Es un tono frío que asociamos al acero, un guiño a la modernidad, a los nuevos materiales del futuro y a la velocidad. Los guantes de piel funcionan y el vehículo refuerzan su distinción social. La imagen crea una sensación de capturar un instante de una acción que está en movimiento. Lo estático es cosa del pasado, la modernidad está en la acción.», observa M.ª José Llata.

Vivienne Westwood, cuando la estética es la vida

«Para crear algo nuevo es inevitable no establecer una ruptura con lo anterior. Hay quien esa rotura la establece de forma menos drástica, pero hay quien no. Cada personalidad es única, cada contexto social, también. Vivienne Westwood lidera el punk a través del diseño de prendas que rompen con todo lo anterior. Y, aunque el movimiento punk, muere en los setenta, con algunos conatos puntuales posteriores, ella continúa fiel a su estética más creativa que nunca, debido quizá a que ella no ha sido nunca seguidora del punk, sino que es su fundadora. Combate los sistemas enfermizos que nos dominan, por eso se ha sumado a la lucha contra el cambio climático y aboga por un consumo sostenible. Su pelo, su maquillaje y su ropa son fácilmente distinguibles. Si quieres hacer llegar un mensaje, debes hacer todo lo posible para que no pase desapercibido.

Ella es una muestra que desde las orillas de lo comúnmente aceptado se pueden cambiar muchas cosas. Su pelo de colores extremados como el naranja o el blanco y un maquillaje marcado por tonos rojizos para los ojos u oscuros para los labios, demuestran la gran capacidad de darle la vuelta a la realidad.», opina Felicitas Ordás de Felicitas Hair desde Mataró (Barcelona).

Una imagen vale más que mil palabras

«Los elementos más tradicionales cobran en ella una nueva significación. El rojo trasciende la sensualidad para simbolizar el poder, la acción y la valentía. La aplicación del perfilado sobre el párpado nos muestra a una mujer que, desde la creatividad, abre nuevos senderos y eso para muchas mujeres es sinónimo de oportunidades. Su pelo casi rapado es la fuerza de quien se desmarca, pero a la vez es capaz de dejar aflorar algo nuevo. Su mirada transparente, directa, sin edulcorar nos dice que es honesta y auténtica.», observa Felicitas Ordás.

Edith Sitwell, la excentricidad crea una nueva sociedad

«El genio y el aristócrata son frecuentemente considerados excéntricos porque el genio y el aristócrata no tienen miedo ni están influenciados por las opiniones y los caprichos de la multitud», decía Edith Sitwell, poeta y crítica británica quien hace de la excentricidad una exploración hacia una nueva identidad femenina. Ella aboga por la exaltación de un individualismo sin remordimientos que, pese a todo, ayuda a todas las mujeres porque rompe moldes y no establece límites para hacerlo. Mide 1,83, tiene una nariz puntiaguda y se viste con tejidos ostentosos como brocados y terciopelo. Lleva turbantes y sombreros singulares y luce unas uñas largas acompañadas de varios y ostentosos anillos.

Es excesiva y excéntrica porque puede serlo y, sobre todo, porque cree en sus posibilidades. Hace de su físico la base de un proyecto personal, de una visión de la vida según la cual merece ser vivida con intensidad. A través de su imagen extremada muestra su rebeldía y ejerce su libertad, se abre a vivir nuevas experiencias como lo hacen los niños, aunque con la sabiduría de un adulto.», sostiene Raquel Saiz de Salón Blue desde Torrelavega (Cantabria).

Una imagen vale más que mil palabras

«El rojo de esta imagen está cargado de intencionalidad. Está presente en un tono profundo que nos recuerda a un poder espiritual, al mismo tiempo que aparecen tres libros antiguos con una cubierta en el mismo color. Su autoridad se apoya en el conocimiento, en la trascendencia y ni siquiera necesita mirar al frente para reafirmarse.», observa M.ª José Llata de Peluquería Llata Carrera desde Santa Cruz de Bezana (Cantabria).